10 semanas atrapado en Kuala Lumpur

Si me hubieran preguntado en qué ciudad me gustaría refugiarme durante una pandemia mundial, seguramente Kuala Lumpur, a pesar de sus impresionantes Torres Petronas, o de su gran variedad gastronómica y cultural, no estaría entre las principales de mi lista. Pero en este tipo de situaciones nadie pregunta, sino simplemente ocurren, y en un instante te ves atrapado en una urbe en la que en situaciones normales no te hubieras quedado más de cinco días. Y eso me ha sucedido a mi. Diez semanas han pasado desde que aterrizara en el aeropuerto internacional de Laparbang Terbang, un 14 de marzo de 2020, y aún sigo en la capital de Malasia.

Haciendo tiempo en el aeropuerto

Durante los siguientes cuatro días, totalmente ajenos al Coronavirus o pandemia alguna, tuve la suerte de recorrer la ciudad y descubrirla en su más pura esencia.

Mezquita Masjid Jamek
La mezquita Masjid Jamek, ubicada en la afluencia de los ríos Gombak y Klang
Calle centro Kuala Lumpur
Una calle cualquiera del centro de «KL»

Cuando me tocó escribir sobre mis primeras impresiones sobre la capital de Tailandia; Bangkok, dije que me parecía una ciudad de enormes contrastes. Contrastes sociales y contrastes culturales. Pues bien, el caso de Kuala Lumpur, la capital de Malasia, sería lo mismo pero multiplicado por tres.

Tres son las principales razas que se mezclan y conviven en Malasia en general, y en Kuala Lumpur en particular: malayos, chinos e indios. También hay grandes comunidades de personas procedentes de países con bajo poder adquisitivo como Bangladesh o Filipinas, aunque estos tienen mucha menor presencia tanto en la política como en la vida social de Kuala Lumpur.

Barrio China Town Kuala Lumpur
Barrio chino (China Town) de Kuala Lumpur
Barrio Little India Brickfields Kuala Lumpur
Barrio indio (Little India Brickfields) de Kuala Lumpur

Como era de esperar, además de regalarnos la oportunidad de probar algunas de sus más típicas recetas y disfrutar del maravilloso contraste de facciones y rasgos, cada cultura trajo también consigo algo muy importante y casi IMPRESCINDIBLE para sobrevivir cuando hablamos del continente asiático: su religión.

Templo hindú en Kuala Lumpur
Templo hindú cerca del barrio indio
Mezquita musulmana Kuala Lumpur
Mezquita musulmana Masjid Jamek

Musulmanes, hindús, budistas, y hasta católicos se entremezclan y practican su fe con total libertad en un país de 32 millones de personas (censadas) en las que al menos un 97% se consideran creyentes. La fe musulmana acapara casi todo el espectro religioso con más de un 60% del total, convirtiendo a Malasia en uno de los países musulmanes más modernos y posiblemente permisivos -en según que aspectos- del mundo.

Musulmán rezando en Kuala Lumpur
Compañero de hostal musulmán haciendo su rezo diario

Entre tanta variedad de culturas y religiones, con más de siete millones y medio de habitantes, Kuala Lumpur tampoco se salva de sufrir unas enormes desigualdades sociales, fáciles de ver con tan sólo caminar por cualquiera de sus calles más céntricas.

Sintechos en Kuala Lumpur
Sin techos durmiendo en el suelo
Altos edificios Kuala Lumpur
Opulencia…
Humilde vivienda en Kuala Lumpur
…vs humildad

Cuando caminaba por los alrededores de Bukit Bintang, el barrio de fiesta y turistas por excelencia, me asombré al encontrarme de pronto caminando entre varios bloques de viviendas bastante antiguos y en mal estado, donde decenas de personas se agolpaban en sus balcones y los interiores de las viviendas, que imagino no deberían ser muy espaciosas en su interior. La mayoría de estas personas eran procedentes de Bangladesh, donde el salario (real y no declarado) medio hoy ronda los 5.400 takas (58,30€).

Antiguos bloques de viviendas repletos de gente

Por supuestísimo, durante aquellos cuatro días en los que aún no podía ni sospechar que los próximos 60 los pasaría encerrado en un hostal, pude asombrarme contemplando lo que se ha convertido en el principal símbolo e icono de la ciudad, y casi diría que del país en general: las Torres Petronas.

Torres Petronas desde el inferior
Las impresionantes torres desde el inferior
Torres Petronas de noche
Las torres durante la noche

Estas enormes gemelas, construidas en el año 1998 por el arquitecto César Pelli, fueron las torres más altas del mundo hasta 2004, con sus 452 metros de altitud. A día de hoy todavía ostentan el título de las torres gemelas más altas del planeta.

Pero más que su altitud (que también), es principalmente su precioso diseño lo que hace que no puedas dejar de mirarlas, desde todo tipo de ángulos y rincones. Durante la noche son incluso más impresionantes, cuando todas sus luminarias enfocan las enormes estructuras, unidas únicamente por un «skybridge» en su planta 41, al que yo no he tenido todavía oportunidad de subir.

Kuala Lumpur al atardecer
Vista de la ciudad al atardecer

Tras dos semanas recorriendo cada rincón de la misma, y casi dos meses y medio encerrado en ella, puedo asegurar que Kuala Lumpur puede resultar una ciudad difícil en el primer contacto, sobre todo aquel que se aventura a recorrerla a pie. La sofocante calor, sumada a alta humedad que impregna el aire llega a ser extenuante a determinadas horas del día (que vienen siendo la mayoría, excepto la noche). Tampoco ayudan especialmente sus intrincadas calles a veces entremezcladas con amplias avenidas de varios carriles en los que se hace prácticamente imposible cruzar al otro lado. Pero es una ciudad en la que cada día puede ser un nuevo descubrimiento de un barrio totalmente diferente e inesperado, con unas calles coloridas y llenas de vida, en las que al final, te acabas acomodando.

Taller metales Kuala Lumpur
Pequeño taller de metales en el centro de la ciudad
Preciosos grafitis y pintadas en algunas estructuras
Calle grafitis y color Kuala Lumpur
Calles de color y grafitis

Como he dicho en el comienzo del artículo, Kuala Lumpur es la típica ciudad a la que no hubiera dedicado más de una semana en circunstancias normales, pero que por motivos del destino, de la vida, y de una pandemia mundial, me ha tocado quedarme aquí durante una larguísima (y no esperada) temporada, en la que han habido días de bajo estado de ánimo, y otros -la mayoría, gracias a mi empeño psicológico- de ver las cosas con positividad y no perder las ganas de seguir descubriendo y contaros mis aventuras.

Templo chino Kuala Lumpur
Templo chino cerrado debido al Coronavirus

A pesar de que las medidas de la cuarentena se han suavizado un poco y podemos salir a la calle casi sin ninguna restricción, todavía no nos desplazarnos a otras ciudades y muchísimos lugares como templos, cines, centros comerciales, y demás, permanecen aún cerrados. Los dos últimos vuelos que intenté coger para volver a Europa se cancelaron, con lo que sigo a la espera de que las compañías aéreas comiencen a operar y pueda coger un vuelo de vuelta pronto y seguro. Hasta entonces, seguiré descubriendo más rincones desconocidos en Kuala Lumpur y seguiré contándoos mis experiencias cada semana, a más tardar.

¡Hasta pronto!

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