En lo profundo de Katmandú y la cultura nepalí

En Katmandú fue a parar al archiconocido «barrio mochilero» de Thamel, probablemente el más turístico no sólo de la ciudad, sino de todo el país.

Barrio Thamel
Barrio de Thamel en Katmandú

Completamente enfocado al turista, en este moderno barrio se puede encontrar casi todo lo que uno necesite. Desde un buen restaurante donde comer comida típica del país, occidental, india o incluso china, hasta un buen «pub» donde tomar unas cervezas por la noche escuchando música en directo. Eso sí, en este país el precio de una cerveza te puede costar lo mismo que dos comidas completas.

Con mi colega Kevin frente a una de las discotecas más famosas de Thamel: Lord of the drinks
Tienda lámparas Thamel
Tienda de lámparas, postales, y otros souvenirs en el barrio de Thamel

Especialmente abundan las tiendas de textiles y accesorios de montaña, que se enfocan principalmente en venderte todo lo necesario para hacer uno de los famosos trekkings por las montañas más altas de la tierra. En una de ellas, además por un precio baratísimo, compré yo todos mis accesorios y ropa dedicada a este menester cuando me decidí a realizar un trekking (esto lo contaré en otra entrada más adelante). La calidad de la ropa no era especialmente buena, pero he de reconocer que los precios eran insuperablemente económicos.

Llegar a Nepal en pleno mes de febrero (a ser posible entre mediados y finales) es una idea interesantísima pues, tal y como fue nuestro caso, al estar todavía en «temporada baja» pudimos disfrutar de unos precios de lo más económicos posibles en todo tipo de servicios (alojamientos, restaurantes, masajes, productos) con unos grandes descuentos y sobre todo, sin una enorme masificación de turistas que durante la temporada alta (entre abril y noviembre) inundan las calles de la ciudad de Katmandú y otras partes del país, llegando desde todas las partes del mundo para las famosas expediciones montañeras o sencillos trekkings.

En mi caso en particular, tuve la suerte de encontrar un hostal en pleno barrio de Thamel, centro neurálgico de la ciudad, con desayuno incluido, por tan sólo 300 rupias nepalíes (2,30€) por noche.

Tráfico en Katmandú
El «no tan caótico» tráfico en Katmandú

VISITA AL «MONKEY TEMPLE» O LA ESTUPA DE SWAYAMBHUNATH

Además de tener la única bandera que no es cuadrangular del mundo, Nepal tiene otras muchas curiosidades. Por ejemplo, que a pesar de ser el país donde nació Buda (Buda Gautama), más concretamente en la pequeña localidad de «Lumbini», el 80% de la población nepalí practica el hinduismo, y tan sólo alrededor del 10% el budismo. Como diría una vez Jesucristo: «nadie es profeta en su tierra«, y al parecer ni el mismísimo Buda escapa de dicho proverbio.

Estatua Buda
Estatua de Buda en el Monkey Temple

Pero en este caso, el Monkey Temple, o la estupa de Swayambhunath (¡como para pronunciarlo sin equivocarse!) sí que simbolizan la religión del famoso predicador nepalí.

¿Se entiende ahora porqué se le llama «Monkey Temple»?

La estupa se encuentra en la cima de una enorme colina desde donde se puede contemplar unas privilegiadas vistas del valle de Katmandú. La entrada cuesta unas simbólicas 200 rupias nepalíes (1,80€) que tan sólo por contemplar las vistas de la ciudad desde aquel lugar ya merecen la pena.

Pero para llegar a la estupa hace es necesario hacer un poco de deporte (¿¡DEPORTE??) pues CASI, porque hay que subir unos pocos escalones. 365 escalones para ser más exactos (como los días del año). Pero para los alérgicos a este tipo de «palizas» no os preocupéis, pues cuentan con otro acceso en el que si llegas en taxi a través de una carretera puedes entrar en la estupa directamente ahorrándote la sesión de fitness.

AQUÍ comienza el reto ¿lo aceptas?
365 escalones Monkey Temple
¡Vamos allá campeón!
¡Mi primera «cumbre» en Nepal!

Las «estupas» a diferencia de los templos en sí, donde se acude especialmente para orar y adular, son más bien mausoleos, donde también se ora y se pide por la persona especial que allí se encuentra enterrada.

La estupa de Swayambhunath
¡Pillados!
Preciosos detalles esculpidos en piedra maciza

En este caso en conreto, además de la estupa en sí, el lugar cuenta con otros templos y estructuras repartidas por todo el recinto.

Otro pequeño templo dentro del recinto
Otro pequeño templo

Además de la enorme carga simbólica y religiosa de este tipo de lugares, es realmente sencillo asombrarse con algunos otros elementos y detalles esculpidos en la roca o tallados en la madera que son sencillamente una maravilla y engrandecen el lugar.

Al contrario de lo que ocurre en el país vecino de India, donde las dos principales religiones (el islam y el hinduismo) tienen constantes roces y conflictos, en Nepal budistas e hinduistas conviven en paz y armonía hasta puntos insospechados. Buena cuenta de ello da el mismo Palacio Real de Katmandú (ahora convertido en museo) donde pudimos ver diferentes símbolos y estatuas que representaban ambas religiones.

Chaitya nepalí
La arquitectura de los templos en Nepal gozan de personalidad propia

Nepal fue un reino monárquico hasta el año 2008, donde después de un periodo político y social bastante turbio e inestable, con algunos golpes de estado de por medio, se votó a favor de ser abolida a través de asamblea nacional. Desde ese momento Nepal pasó a ser una república federal democrática.

Vistas desde la terraza de mi hostal

En cuanto nos salimos un poco de la periferia del barrio de Thamel, que se nos presenta como un oasis en mitad del desierto, con sus iluminadas marquesinas y sus carísimas discotecas (la entrada a la discoteca de «Lord of the drinks» costaba 3.500 rupias nepalíes, que se traducen en 26.51€), una vez que nos comenzamos a alejar un poco de esta «quimera» empezaremos a comprender igualmente la verdadera naturaleza de Nepal y porqué está considerado literalmente uno de los países más pobres del mundo.

Una de las principales arterias de Katmandú
Mercado callejero de frutas y hortalizas
Calle de Katmandú
Una calle del centro de Katmandú

Viviendas y edificios medio derrumbados, escasez de agua y cortes de electricidad constantes (sobre todo durante la noche, cuando más falta hace), polvorientas calles sin pavimentar, vehículos super viejos y contaminantes circulando sin parar, y mucho más. Nada que no hubiera visto antes en la India, pero con el punto a favor (en este caso para India) de que ellos son 1.400 millones de bocas que alimentar, y en Nepal «tan sólo» 30 millones.

Pero seamos objetivos y sobre todo justos con los nepalíes al hablar de su economía, dejando corruptelas y asuntos políticos aparte, ha sido uno de los países más azotados por la madre naturaleza de los últimos tiempos (en 2015 sufrió un fortísimo terremoto de magnitud 8 que dejó 9.000 muertos, 22.000 heridos e incalculables daños materiales, entre ellos por ejemplo la plaza de Durbar, que fue prácticamente devastada, al igual que parte de ciudades super importantes y simbólicas como Bhaktapur) lo que afectó aún más si cabe a su delicada economía.

Zapatería Katmandú
«Zapatería» en Katmandú
Chatarrería Katmandú
Chatarrería
Vendedoras nepalíes
Mercados callejeros
Situación geográfica en relieve de Nepal

Y es que si la situación geográfica suele ser clave para la economía de cualquier país, Nepal tiene la suerte de tener una de las más complicadas, os explico: para empezar no tiene salida al mar, lo cual anula completamente cualquier tipo de comercio marítimo con ningún país. Pero es que tampoco lo tiene nada fácil para comerciar por vía terrestre encontrándose nada más y nada menos que entre la cordillera del Himalaya, con las montañas más altas del mundo. Si a eso le sumamos el pésimo estado de sus carreteras, que suelen cruzar por altísimos y peligrosos puertos de montaña donde cada año hay un elevado índice de accidentes mortales, hace que prácticamente ningún inversor extranjero se anime a invertir en semejante empresa. Así pues, a pesar de contar con algunas fábricas de producción de textiles como ropa, calzado, alfombras y demás. se les hace muy difícil el hecho de exportar semejantes productos, y es por ello que aún a día de hoy, la agricultura en Nepal sigue siendo el principal motor económico empleando a casi el 80% de la población activa.

Mujer pintando mandalas para su posterior venta

Por suerte, el turismo se ha convertido en una importante fuente de ingresos para Nepal durante las últimas décadas, donde senderistas y alpinistas de todos los rincones del mundo se acercan hasta allí para hacer cumbre en alguna de las montañas más altas del mundo, o simplemente, como fue mi caso, un sencillo y corto trekking por el «valle del Langtang». Para todo ello, al ser una reserva natural y estar protegido por las autoridades, hay que pagar unos permisos que pueden variar desde los 40€ aproximadamente que me costó a mí el valle del Langtang, hasta los 20.000€ que cuesta hacer cumbre en el Everest. Sí, 20.000€ por persona.

De esto de los trekkings y alpinismo os hablaré en una próxima entrada, además del maravilloso pueblo de los «Sherpas», esas bajitas y simpáticas personas que son capaces de portar hasta 100 kilogramos de peso en sus cabezas durante imposibles (para cualquier otro mortal) trayectos ascendentes a más de 3.000 metros de altura.

Sherpa Katmandú
¡Ahí va uno por el medio de Katmandú!
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