La paz de Pokhara y el lago Phewa

En Katmandú, cada vez que preguntaba a alguien qué otros lugares me recomendaban visitar, la mayoría de ellos coincidían en uno de ellos: Pokhara.

«Es precioso«, «te va a encantar«, «no te puedes ir sin pasar por Pokhara«, me decían. Tan sólo 200 kilómetros por carretera separan esta ciudad de la capital del país. Pero estábamos en Nepal, y esos 200 kilómetros, que en cualquier país de Europa y de muchas partes del mundo se traducirían en unas 3 horas en autobús, aquí estábamos hablando de unas escalofriantes 9 horas de viaje, pasando por puertos de montaña y carreteras bastante peliagudas.

Autobuses último modelo en Nepal
Autobuses alineados Nepal

Debido a esa razón, decidí echar un vistazo a los vuelos a través de Skyscanner. Me aparecieron varios de ellos con una misma compañía por sólo 16€, lo cual creo que es un precio justo para un trayecto de apenas veinticinco minutos. «¡Perfecto!«, pensé, «este es el mío«. Pero la «discriminación» al turista respecto a los precios iban a azotarme una vez más en Nepal.

En este caso resultó que al clickar en el vuelo y redirigirme a la web de la aerolínea (Buddha Air), esta te pedía primeramente fecha de nacimiento y NACIONALIDAD. Y aquí viene la tramapa, pues una vez que introduces una nacionalidad diferente a la nepalí para acceder a la compra del vuelo, el precio varía automáticamente, y en este caso pasó de 16€ a 100 dólares estadounidenses (92€). Lo que hoy cuento como una anécdota, en ese momento me cabreó tanto que se me pasó por la cabeza no sólo no visitar Pokhara, sino apenas moverme de Katmandú y consumir lo menos posible en el país en general (pensamientos que al final no se cumplieron).

Precio para nepalíes: 1850 rupias nepalíes (16€)
Precio para no nepalíes: 100 dólares (92€)

24 horas me duró el «berrinche» antes de decidirme a ir en autobús por 1100 rupias (9€), y un largo viaje de 9 horas. A pesar de ver la situación de una manera diferente tras un día de relajación, seguía teniendo claro que no iba a contribuir con mi dinero a empresas como «Buddha Air».

Autobuses Pokhara
Peculiares autobuses nepalíes

Pokhara se encuentra enclavada a orillas del lago Phewa, que es el corazón mismo de aquel lugar y unas aguas sagradas para sus habitantes. En una parte del mismo hay una pequeña isleta donde se encuentra el templo hindú Tal Barahi, al que solo es posible llegar mediante estas coloridas barcas de remos.

Isleta lago Phewa
La pequeña isla en mitad del lago
Barcazas esperando turistas y locales
Lago Phewa Pokhara
El lago Phewa, el segundo más largo de Nepal

Se trata de una ciudad entregada al turismo, como pude comprobar viendo las decenas de hoteles que se apiñaban a apenas unos pocos metros los unos de los otros. Si contamos con el tiempo suficiente, en Pokhara contamos con un abanico inmenso de actividades deportivas y de ocio para realizar (desde saltos en parapente hasta paseos en caballo, pasando por las comunes rutas de senderismo).

Además de lo ya comentado, Pokhara es otro de esos puntos clave y base para expediciones de montañeros y excursionistas, pues a menos de 50 kilómetros de distancia se encuentran, ni más ni menos, que tres de las montañas más altas del mundo: el Dhaulagiri, Annapurna y el Manaslu.

Restaurante español Pokhara
Restaurante español frente en una orilla del lago
Parapente en Pokhara
Saltos en parapente desde la montaña

En mi caso en particular tan sólo opté por alquilar una pequeña «scooter» y visitar los lugares que creí de mayor importancia, entre ellos la pagoda de la Paz mundial (World Peace pagoda).

World Peace Pagoda

Enclavada en la cima de una alta colina en la orilla opuesta del río se encuentra la pagoda, en la que, como no podía ser de otra manera, cuenta con unos incontables y empinados escalones por los que hay que subir si queremos coronarla.

Budda World Peace Pagoda

Como no podía ser de otra forma, el bueno de Buda aún cuenta con un buen puñado de seguidores en su país natal. Pero lo cierto es que, por unas cosas o por otras, hoy en día la mayor parte de la población nepalí es fiel al hinduismo, aunque eso no quiere decir que ambas religiones no puedan convivir en paz y hasta se entremezclen en algunos aspectos.

Meditación Pokhara
La pagoda de la Paz, lugar perfecto para practicar la meditación

Otra visita que me pareció interesante fue la cueva de Gupteshwor Mahadev, más que por la cueva misma en sí, por los tallados y las decoraciones que la preceden en su camino de entrada. La entrada a la misma cuesta tan sólo 100 rupias (0,80€).

Vishnu serpientes escultura
Escultura de Vishnu rodeado de numerosas serpientes
Escaleras de acceso a la cueva
Tallados paredes hindús
Tallados de simbología hindú

No voy a descubrir América si digo que la cueva en sí tenía muy poco de especial, más allá de un pequeño altar dedicado a Shiva en la entrada de la misma, donde los feligreses hindús podían aprovechar para hacer sus plegarias y rezar porque la cueva no se les viniera abajo en el momento de su visita. Por lo demás, nada que no se pueda apreciar en cualquier cueva subterránea de cualquier otro país.

La entrada a la cueva
Cueva Gupteshwor Mahadev

Finalmente he de reconocer que Pokhara no me transmitió mucho. Tanto el ambiente completamente «contaminado» por el enfoque turístico, el lugar en sí, y seguramente el momentopor aquellas fechas, todavía pleno invierno, la espesa niebla de cada mañana no me permitió ver ni un sólo día el pico de ninguna de las altas montañas que se encuentran cerca de la ciudad-, nada pareció ayudar, a excepción de algún que otro local, a que sintiera ese «feeling» con la ciudad, y con ese sentimiento mismo me marche de vuelta a Katmandú, comenzando a planear tímidamente mi «trekking» por alguno de aquellos «gigantes».

Nota del autor: he tenido que hacer un enorme esfuerzo para terminar esta entrada que comencé a escribir hace nada más y nada menos que 6 días. Además de la tardanza en publicarla, después de leerla por completo me ha parecido de las más carentes de detalles y profundidad que he escrito hasta ahora. No sólo por el lugar de destino, que efectivamente no me transmitió mucho, sino también por la situación actual que estamos viviendo con respecto a la pandemia mundial, la cual ha conseguido mantenerme encerrado en un pequeño hostal de Kuala Lumpur por más de mes y medio, de momento. A pesar de tener todo el tiempo del mundo para sentarme y escribir, el bajo estado de ánimo de las últimas semanas ha podido conmigo la mayor parte de los días que lo he intentado, y pido disculpas por ello. Desde hoy, intentaré escribir no sólo más continuo sino con una mayor profundidad y sentimiento, esforzándome más en plasmar sentimientos y experiencias. Un abrazo y muchas energías a todos.

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