Sihanoukville, una ciudad absorbida por el capital chino

Como comenté en la «penúltima» entrada, me impactó notablemente la afluencia comercial y social china en la capital camboyana, Nom Pen. Pero lo de Sihanoukville… aquello sobrepasó todos los límites de mi imaginación.

Golden Lion Roundabout
El famoso «Golden Lions Roundabout» de Sihanoukville

Antes de iniciar este viaje por el sudeste asiático, estuve viviendo durante 6 meses en Kingston upon Thames, al sur de Londres, y tuve la oportunidad de acercarme a visitar el famoso barrio de «Chinatown» de Londres. En Bangkok también estuvimos hospedados en dicho barrio de aquella ciudad. E incluso en mi país, España, he visto algunos barrios y calles enteras de polígonos industriales totalmente controlada por los comercios y almacenes chinos. Con esto quiero decir que estoy bastante acostumbrado a ver comunidades de chinos en varios países del mundo, lo cual es bastante normal si consideramos que son más de mil cuatrocientos millones.

Pero… ¿una ciudad entera?

Una de las principales calles de la ciudad entre nubes de polvo y grúas

No… jamás había visto nada semejante.

Pero ya no sólo era el hecho de sentirme como si el bus, en su camino de 7 horas con dirección a la costa sur de Camboya, hubiera entrado en un agujero espacio-temporal, trasladándonos a todos a cualquier ciudad del gigante asiático. Lo que me preocupó y molestó de verdad, es que aquello parecía «Las Vegas» en la década de los 90.

Casinos y grandes hoteles, la nueva moda en Sihanoukville
Se está gestando «la ciudad del pecado» versión camboyana

Me encontraba sobre una de las «calles» principales. Sin asfaltar, rodeado de tierra, polvo y barro. Mirara donde mirara sólo alcanzaba a ver enormes edificios en obras (destinados a ser hoteles de lujo) y casinos. Pero no uno, ni dos, ni cinco. No. Según una reciente noticia del «The Asean Post», en Sihanoukville hay 62 casinos (48 de ellos de propietarios chinos), más todos los que se están construyendo. Si tenemos en cuenta que Sihanoukville tiene aproximadamente doscientos mil habitantes, con unos salarios de 300 dólares mensuales de media, esta cantidad de casinos parecería bastante exagerada e insostenible, ¿verdad? Pues para los empresarios chinos parece que no. Y no sólo no les parecen bastantes, sino que siguen levantando más, cual rebollones en pleno otoño.

Entre casinos de lujo y grandes hoteles, así «lucen» las principales calles de Sihanoukville
La calle que lleva al muelle de la ciudad

El hecho de que me sorprendiera tanto este panorama, no es tanto que los propietarios de la mayoría de establecimientos de la ciudad sean chinos, rusos, o de Marte. La cosa es que antes de llegar allí, leí varios posts en diferentes blogs que describían la ciudad como: «una pequeña ciudad, tranquila, perfecta para relajarse y disfrutar de la vida local«. Claro, los posts de los que hablo databan de hace unos cuatro o cinco años atrás, y al parecer, todo este disparate empresarial comenzó hace poco más de dos años. Con una idea de la ciudad fabricada en mi mente, y unas expectativas de tranquilidad, relax, y gente local, no es de extrañar el sentimiento de «estafa» que me embargó al pisar tierra en aquel lugar.

Calles embarradas en Sihanoukville

Después de una hora caminando alrededor de aquel decadente lugar, intentando no embarrarme (sin mucho éxito, por cierto) cada vez que tenía que cruzar la calle, me dispuse a coger un «Grap» (aplicación análoga a Uber, pero en Asia) en busca de un hostal decente, y ¡sorpresa!: «Grab no está disponible en este lugar».

Así que seguí caminando hasta detenerme en la puerta de un restaurante (chino, por supuesto). Un rato después, un camboyano en moto se paró al lado y me dijo algo así como «amigo, ¿quieres comer bien?, no te recomiendo ese sitio, es un restaurante chino, muy caro«. Le pregunté qué me recomendaba él, y me dijo sin dudarlo: «alrededor del puerto hay comida local y puestos, bueno y barato, por dos dólares te llevo«.

Después de un minuto de tanteo lo dejamos en dólar y medio y nos fuimos para el puerto. Por el camino me confesó que «los camboyanos están muy enfadados y poco contentos con esta invasión empresarial china». Pues los precios de los alquileres, comida y servicios básicos estaban aumentando considerablemente, mientras que los salarios seguían estancados en niveles muy bajos, con lo que muchas familias camboyanas que llevaban viviendo generaciones en Sihanoukville estaban viéndose obligadas a marcharse a otro lugar.

Más tarde, otro grupo de camboyanos que conocí, trabajadores todos ellos en uno de los casinos chinos como «crupieres» y encargados de seguridad, me confirmaron la veracidad de todo lo que el conductor me contó, añadiendo además que algunos no aguantaban a sus «managers» chinos y estaban pensando en mudarse a la capital.

A lo largo de la noche, durante mi búsqueda de alojamiento, yo mismo fui testigo de lo disparatado de los precios al compararlos con otros lugares del país como Siem Riep o incluso la capital, Nom Pen. La mayoría de «guesthouses» en las que pregunté me pedían entre 25 y 40 dólares por noche (en Siem Riep estuve pagando 3 dólares, y 5 dólares por noche en Nom Pen). Finalmente, tuve muchísima suerte al encontrar el «Onederz Hostel» de Sihanoukville, en el que por 18 dólares en total pude pasar allí mis dos noches de estancia. El hostal cuenta con una pequeña piscina propia (de agua helada, por cierto).

Piscina hostal Camboya
Aprovechando para escribir en cualquier momento y lugar

Al día siguiente, me fui al único lugar que desde mi punto de vista aún es disfrutable (y mucho) en aquella ciudad sucumbida bajo el capital chino: la playa de Sihanoukville.

Playas arena blanca Sihanoukville
Playa Sihanoukville

Arena fina y blanca. Aguas de un azul claro y temperatura perfecta. Y lo mejor de todo: estaba casi vacía. Así que aproveché aquel lugar para relajarme, refrescarme, e intentar olvidarme de «la parte mala» de aquella ciudad.

Edificios en construcción Sihanoukville
Ni en la playa logré escapar de aquel ejército de grúas y gigantes alzándose

Conforme fue cayendo la tarde, sentado en la terraza de un restaurante, tomándo un café con vistas al mar, me di cuenta que la puesta de sol que allí se estaba formando era espectacular, preciosa. Así que sin más miramientos me dispuse a disfrutar de aquel espectáculo que siempre es bien recibido.

Café y puesta de sol Sihanoukville
Puesta de sol
Unos niños bañándose en las cálidas aguas en medio de la increíble puesta de sol
Puesta de sol playa Sihanoukville

Después de sobrevivir dos días al caos de Sihanoukville, de los que pude sacar provecho de la playa, la puesta de sol y alguna de la gente local y extranjera que allí conocí, decidí sacar un ticket de ferry por 22 dólares, ida y vuelta, que me llevara a una de las famosísimas islas de la costa camboyana: Koh Rong Sanloem.

Como veis, no fui el único que pensó en huir de aquel caótico lugar hacia las refrescantes islas
Situación de Koh Rong Sanloem
Barco playa Sihanoukville
Dejando atrás (por unos días al menos) aquella maraña de grúas y edificios a medio construir

Necesitaba volver a un lugar donde poder relajarme de verdad. Desconectar durante unos días de tantos viajes en bus, experiencias, rutas y mapas, lugares y monumentos que visitar, notas y apuntes para el blog, levantarme temprano, acostarme también temprano, moverme de un sitio a otro con la mochila a cuestas. Un sitio en el que no debiera preocuparme por el tiempo, ni por la hora, ni por nada. Y eso es lo que tienen las pequeñas islas; nada. Nada más allá de paradisiacas playas en las que darte un chapuzón. Una hamaca suelta en mitad de la angosta playa en la que tumbarte a leer o disfrutar del buen tiempo. Un par de bancos en los que sentarte y ver cómo cuatro niños camboyanos juegan al «pilla pilla». Y así, sin más, trascurrieron mis siguientes dos días y medio en la isla de Koh Rong Sanloem.

PD: para todos aquellos que estén interesados en más información acerca de la invasión de capitales chinos en Sihanoukville, les recomiendo leer esta noticia del «The Asean Post», titulada; «¿pertenece Sihanoukville a China?«. En ella da algunos datos estremecedores, como el de que «28 trabajadores de la construcción han muerto en los últimos años debido a las bajas (o nulas) medidas de seguridad«. O los datos obtenidos del «Preah Sihanouk Provincial Authorities» acerca de los negocios y empresas de esta ciudad, que señalan que:

  • 150 de los 156 hoteles que hay pertenecen a empresas chinas
  • 414 de los 436 restaurantes totales están en manos chinas
  • 48 de los 62 casinos totales más de lo mismo

O más grave aún, el increíble aumento del terreno por metro cuadrado, que en tan sólo unos años ha pasado de ser de 50 dólares por metro cuadrado a 3.000 dólares. Algo que los camboyanos de a pie, con sueldos de 300 dólares mensuales, jamás podrían permitirse.

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